Radar Político: Parra, se adorna…
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de agosto de 2016.- A menos de 80 días de que se lleven a cabo las elecciones presidenciales en la unión americana, las cosas parecen irse acomodando con base en sus correspondientes geometrías.
La candidata Demócrata Hillary Clinton inicia esta recta final con ventaja en suficientes estados como para tener asegurado al menos el empate en el llamado Colegio Electoral, lo que le representa la oportunidad de que con solo ganar en uno delo los estados que en este momento se consideran empate, ella sería la primer dirigente del país de las barras y las estrellas.
Y por el otro lado el candidato Republicano, bautizado por la comunidad hispana en los E.U.A. como “Trompas”, no tiene un panorama tan halagüeño; De hecho para ganar, Trump necesitaría además de los estados tradicionalmente Republicanos, arrasar en todos los estados que hoy se dan por empatados (Florida, Iowa, Nevada, New Hampshire, Carolina del Norte y Ohio), y arrebatarle a la Senadora al menos uno de los que son de historial Demócrata, proeza que se antoja harto complicada e improbable.
De hecho a la ex primera dama le basta con mantener los estados tradicionalmente demócratas y en los que lleva gran ventaja en las encuestas, además de sumar uno de los empatados para obtener los 270 votos electorales que se necesitan para ganar la Casa Blanca (ojo, hablamos de la de Washington D.C.).
Toda esta perspectiva ha generado no sólo nerviosismo y desesperación en el candidato favorito del KKK y de múltiples grupos xenófobos, intolerantes y racistas, sino que con la de Paul Manafort, le ha generado la renuncia de ya 2 jefes de campaña, y por lo visto un golpe de timón que muy valentonamente no daba señales de contemplar, pero que ahora por lo visto lo aprecian como inevitable. Me refiero a la manera en que Donald Trump ha suavizado su discurso respecto de los millones de indocumentados que viven en ese país y a quienes sistemáticamente había venido atacando de manera burda y nada inteligente, pero para quienes ahora ya no menciona que quiere sacarlos, sino que presentara su versión de un supuesto “plan para solucionar su situación migratoria”, según ofreció a un grupo de líderes hispanos con quienes tuvo una reunión en Nueva York, y a quienes incluso solicito le aportaran ideas de cómo lograr superar la problemática de los más de 11 millones de indocumentados que según cifras oficiales, viven en los Estados Unidos.
Estos líderes hicieron público que el candidato republicano, quien se ha caracterizado por su ataque furibundo a los indocumentados, a quienes ha tachado de violadores y narcotraficantes, especialmente a los que llegan desde México, ofrecerá el próximo jueves en Colorado detalles sobre su proyecto.
Al parecer el candidato lengua-larga se ha dado cuenta de que varios sondeos nacionales lo sitúan 60 puntos por debajo de Clinton en intención de voto entre los hispanos, cuyo creciente peso demográfico en ese país, hace que su apoyo sea vital para lograr vencer en estados clave en las elecciones de noviembre próximo.
Personal de su equipo de campaña admiten ahora que “Trompas” sólo progresará si también avanzan los latinos, que representan la mayor minoría del país, con cerca de 57 millones de personas, por lo que aseguran que también reconoció que “hay un gran problema con los 11 millones de personas que están aquí y que deportarles no es posible ni es humano”, afirmación muy distinta a la que meses atrás venia espetando agresivamente.
Como sea, y al final, forzado por las circunstancias y el peso específico de una comunidad de varios millones, se está viendo obligado a recular y doblegar al menos parte de su fanfarrón orgullo.
Aun así, la inercia dice que no llegará.