Laboratorio Público/ 100 días
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de enero de 2017.- Nuevos tiempos, nuevas realidades, nuevos conflictos, nuevos temores, nuevas oportunidades, nuevas fobias, nuevas filias, nuevas conciencias, nuevos ¿lideres?…
México está en un momento convulso como nunca antes en su historia moderna y coincidentemente lo mismo podemos decir de la nación vecina, los Estados Unidos; Ambos países con presidentes increíblemente impopulares, acusados de una carencia total de cultura, sensibilidad política, capacidad y dotes de estadistas. Basta ver, en el caso de EPN, como durante 4 años ha logrado ir de error en error, con decisiones poco hábiles y sumiendo al país en una amplia depresión política, económica y anímica, colocando a la población en un estado de hartazgo que debió aparecer en realidad al menos hace un sexenio, pero que para la frustrante y cancerígena pasividad que nos ha caracterizado, sorprendentemente se ha logrado despertar al México que quiere aprender a indignarse, más que el multicitado México bronco que sin embargo está ahí, presente, latente y ya no dormido, a muy poco de despertar realmente, y con consecuencias difíciles de predecir.
Del otro lado de la frontera también hay un pueblo noble y digno que está mostrándole al mundo que no acepta la asunción de un presidente sin liderazgo que representa un retroceso de décadas en Derechos civiles y humano, amén de una terrible y pésima imagen pública que en verdad se ha ganado a pulso. En su caso los periodos son cuatrienios, pero con la posibilidad de repetir en una ocasión, cosa que ojalá el destino no permita.
Una de las prioridades y objetivos del flamante presidente Trump es sin lugar a dudas el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, mismo que ha logrado que a nivel regional se haya construido una codependencia comercial muy fuerte que a juicio de Donald, es muy desventajoso para su país, cosa que debería preocuparnos, puesto que la realidad es precisamente todo lo contrario, y si además pretende que se cargue más la balanza, evidentemente esto implicaría un golpe enorme a nuestra economía; Ojalá nuestro proclive líder nacional y gran estadista, no ceda ante la presión del potentado y evite colocarse servilmente en 90° como tradicionalmente han hecho muchos de sus antecesores de manera patética en detrimento de los intereses de nuestra nación.
Precisamente a final de este mes se reunirán los presidentes de los 3 países para la discusión de los términos de este tratado, lo cual mantiene a muchas empresas de todos tamaños y niveles en vilo y con muchas actividades y proyectos en stand by por la incertidumbre que genera el nuevo huésped de la Casa Blanca con sus intestinas declaraciones y viscerales decisiones.
Es en verdad de pronóstico reservado todo lo que puede suceder en las próximas semanas y meses, cuando habremos de ir midiendo si en verdad Mister Trump es solo el niño bravucón de la región pero con consecuencias moderadas, o en verdad habrá que inscribir su nombre en el listado que se utiliza para nombrar a los huracanes más destructivos.