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PACHUCA, Hgo., 22 de julio de 2014.- Autoridades de cultura en la entidad pusieron en marcha los trabajos de restauración del edificio religioso de Santuario Mapethé, que se encuentra en el municipio de El Cardonal.
A partir de técnicas de construcción parecidas a las que se usaron originalmente, se desarrollará la reposición de la cubierta de la parroquia, con el propósito de reparar y prevenir afectaciones por lluvias y humedad.
Con una inversión superior al millón de pesos, esta obra se desarrollará durante cuatro meses, arrancando en julio y culminando a principios de diciembre de 2014.
Los trabajos que emprendió el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo (Cecultah) consisten en darle mantenimiento a las techumbres, retirar los aplanados que están en mal estado y colocar nuevos, sin descuidar el sistema constructivo original.
Para esto, se utilizará una artesa, que se tratará con cal y después será mezclada con otros materiales para ser aplicada en la cúpula y en general en toda la parte superior.
Enclavado en las estribaciones de la Sierra Gorda, adelante de El Cardonal, el Santuario de Mapethé es una iglesia que destaca por su importancia, ya que marcó la vida cultural y religiosa de la región desde el siglo XVIII.
El templo presenta un evidente anacronismo arquitectónico, al exhibir una planta propia de los templos del siglo XVI, dentro del dinamismo del barroco mexicano. Pero, aun así, es uno de los pocos monumentos históricos de carácter religioso que han llegado a nuestros días casi integro.
La portada, de gran belleza, cuenta aún con la policromía original. En el interior de la templo, cinco retablos barrocos brindan una gran oportunidad para adentrarse en la riqueza de formas y colores propios del estilo, interpretado espléndidamente.
Este espacio se mantiene como hasta ahora gracias a la creencia popular.
Santuario es una comunidad que surgió cuando un acaudalado minero español, Alonso de Villa Seca, trajo de su patria en 1545 aproximadamente, la talla de un Jesucristo Crucificado y lo llevó a la capilla de Mapethe, donde extraía el mineral.
Se sabe que esta primera capilla se deterioró tanto que para 1615, tanto el Cristo como el templo tenían un aspecto ennegrecido y maltrecho, por lo que el arzobispo Juan Pérez de la Cerna ordenó la destrucción de la imagen, y es ahí donde comenzaron los milagros, pues se dispuso que fuera enterrado con el primer anciano que muriera en la comunidad, cosa que no sucedió en diez años.