Radar Político: Carreteras de Hidalgo, robo y extorsión
PACHUCA, Hgo., 27 de enero de 2025.- Los comentarios negativos en espacios oficiales de comunicación gubernamental suelen generar incomodidad, sobre todo en redes sociales. La tentación de ocultarlos o ignorarlos es fuerte, especialmente cuando se perciben como ataques injustos. Sin embargo, lejos de ser una amenaza, estas críticas pueden convertirse en una herramienta fundamental para mejorar la gestión pública.
Los comentarios ciudadanos son un termómetro que mide la percepción social de un gobierno. No importa cuán cuidadoso sea el discurso institucional, la realidad siempre se refleja en la voz de quienes opinan, critican o exigen respuestas. Bloquear o borrar estos mensajes es como taparse los oídos en medio de una conversación crucial: el problema sigue ahí, solo que ahora sin posibilidad de atenderlo a tiempo.
Es cierto que en el ecosistema digital existen ataques políticos disfrazados de comentarios ciudadanos, estrategias diseñadas para erosionar la imagen de una administración sin un propósito constructivo. Pero también es cierto que entre esas voces hay reclamos legítimos, dudas genuinas y frustraciones que no pueden desestimarse solo porque son incómodas. La clave está en diferenciar una crítica vacía de una observación con sustancia. ¿La queja señala un problema real? ¿Plantea una demanda concreta? ¿Expresa una inquietud compartida por otros ciudadanos? Esas preguntas pueden guiar una respuesta efectiva en lugar de una reacción defensiva.
Ocultar los comentarios negativos no solo genera desconfianza, sino que también priva a la administración de un insumo valioso para corregir el rumbo. Un gobierno que realmente escucha, que responde con transparencia y que usa la crítica como un motor de mejora, fortalece su legitimidad y su conexión con la ciudadanía. No se trata de aceptar cualquier señalamiento sin cuestionarlo, sino de abrir espacios para el diálogo y demostrar que el servicio público tiene como prioridad a la gente.
Si gobernar implica representar y responder a una sociedad diversa, con múltiples opiniones y necesidades, ¿no sería mejor transformar la crítica en una oportunidad de construcción colectiva?