Senador hidalguense prohíbe a sus compañeros dar entrevistas a la prensa
PACHUCA, Hgo., 3 de octubre del 2021.- «¡Otra más, eh!», reclamó en tono bravucón el regidor del ayuntamiento de Pachuca, Ricardo Islas Salinas, por una nota difundida en Quadratín donde se exhibió la ignorancia del asambleísta y sus turbias pretensiones detrás de su interés en el rastro municipal.
Lejos de seguir el procedimiento habitual de solicitar réplica por escrito, el morenista optó por la fanfarronería y dándose valor porque su interlocutor era una mujer, intentó imponerse a base de amenazas y reclamos ante la falta de argumentos.
En notas anteriores, Quadratín dió cuenta de la molestia que existe por parte de un grupo de tablajeros, entre ellos el dirigente de Cárnicos Metropolitanos de Pachuca, Joel Hernández Otamendi debido a que Islas Salinas cometió el grave error de emitir un diagnóstico del rastro municipal de Pachuca cuando ni siquiera conoce del tema, es más, no ha visitado las instalaciones del matadero ubicado en la carretera Pachuca-Ciudad Sahagún.
Presuntamente Islas Salinas tiene pretensiones económicas en el rastro municipal, pues ya habría comprometido la entrega de este espacio a un grupo ajeno al estado de Hidalgo y para ello está echando mano de su cargo.
Hace unas semanas, sus propios compañeros regidores balconearon a este asambleísta al asegurar que recurrió al típico ‘charolazo’ e intentó presionar a algunos funcionarios para conseguirle trabajo en el ayuntamiento a sus familiares.
¿Pero quién es Ricardo Islas Salinas?
Hasta hace unos meses, -durante la campaña para Presidente Municipal de Pachuca-, Ricardo Islas Salinas era identificado simplemente como «el señor que enviaban por las tortas», pues su papel dentro del equipo de campaña del candidato Pablo Vargas González nunca fue relevante y se limitaba a hacer mandados de ese tipo.
Pese a ello, la recomendación del ahora diputado federal Navor Rojas Mancera le valió para que fuera incluído en la planilla de regidores, pese a que no tenía ninguna experiencia en la administración pública, salvo su presunción de ser un sindicalista de Sagarpa.
Ahora, Islas Salinas se siente «intocable y muy influyente», hostiga a personal del ayuntamiento, se sobrepasa con el personal femenino, alardea de sus influencias e intenta amedrentar a quien ventile su comportamiento, muy al estilo del político aldeano que solo podemos ver en una película de Luis Estrada.