Enfermera del IMSS Metepec destaca por vocación y entrega a su labor
TULA DE ALLENDE, Hgo., 18 de agosto de 2016.- Incontables pendientes en obra pública, además de compromisos y acciones truncas dejarán las administraciones municipales salientes de la región Tula – Tepeji, las que tuvieron la oportunidad histórica de gobernar sus demarcaciones durante 4 años 7 meses y 18 días, y que sin embargo este lapso no les fue suficiente para cumplir las expectativas que se tuvieron.
Lo anterior queda de manifiesto porque la mayoría de las localidades de la región sur guardan la misma imagen que tenían hace casi cinco años, y en algunos casos, como el de Tula de Allende, incluso han empeorado dramáticamente, en contraste de los presupuestos millonarios que se ejercieron, en este caso particular, más de 920 millones de pesos, pero que con recursos extraordinarios suman casi mil 100 millones de pesos.
Paradójicamente, Tula, el ayuntamiento que más recursos públicos manejó, es la localidad donde se tienen más pendientes, y en que la imagen urbana está mayormente deteriorada, además en la demarcación que más promesas casi al final del actual periodo quedaron incumplidas.
Hoy día el listado de pendientes en obra pública es mayúsculo, pues al listado de compromisos históricos se añaden decenas de encargos más, que por omisión o falta de compromiso de la administración saliente se abonaron a la lista de pendientes, entre las cuales se destacan desde hace más de dos años, la reconstrucción del techado de la Plaza del Taco municipal y desde que comenzó la actual gestión la rehabilitación de la calle La Región, para salir hacia el sur del municipio.
Otros pendientes de suma importancia que heredará la administración de Jaime Allende González a su sucesor, Gadoth Tapia Benítez, será la apremiante construcción de un nuevo relleno sanitario regional, responsabilidad que compartirá con los presidentes entrantes de Atotonilco de Tula, Atitalaquia, Tlaxcoapan y Tlahuelilpan.
De regreso al plano local se tiene la habilitación del puente Benicia; la ampliación del panteón de El Huerto o acondicionamiento para un nuevo camposanto ante la problemática por la falta de espacio para inhumaciones en los cementerios municipales, habilitar la Unidad Deportiva de Tenjay, en que de acuerdo con reportes oficiales se reportó un gasto público excedente de casi 2 millones de pesos.
A la lista se suman trabajos como la terminación de la calle La Carrera de la tercera sección de La Malinche que está en proceso desde 2013, así como la sustitución de luminarias convencionales en toda la demarcación por ahorradoras de tecnología led, el retiro de la infraestructura eléctrica convencional del centro de la ciudad para la etapa final del ocultamiento de cable del primer cuadro.
Dentro de los compromisos con la ciudadanía también se tiene la existencia de dos proyectos truncos que suponían dos importantes acciones de impacto vial y fueron la reconstrucción de la carretera Nantzha San Andrés hasta la zona conocida como El Xhonté y la reconstrucción con concreto estampado de las avenidas Hidalgo, Zaragoza, 5 de Mayo y Morelos con concreto estampado, para la cual ya se tenían incluso 7 millones de pesos proporcionados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), los cuales se perdieron.
La historia de los fondos donados por la empresa de clase mundial que no se ejercieron parece volver a repetirse, con el reciente comienzo y suspensión de la construcción de una nueva vialidad sobre las vías del tren del centro de la ciudad, que enfrentó oposición de los vecinos por la mala planeación de la obra y que está a días de vencer el plazo fatal para la aplicación de los recursos.
El de Tula no es el único caso de tal naturaleza sino municipios como Tepeji del Río, Tlaxcoapan, Tlahuelilpan, Atotonilco de Tula, Atitalaquia y Tezontepec de Aldama se encuentran en similares escenarios aunque en menor grado pues quedan pendientes en cada uno de ellos cuatro o cinco obras de alto impacto entre las que también se incluyen proyectos truncos.
En Tepeji del Río por ejemplo se encuentran los fracasos de proyectos como el de la construcción de colectores marginales de aguas residuales para evitar la contaminación de la presa Requena, la edificación de una planta municipal de tratamiento de aguas residuales, necesidad que parece haberse cubierto con la Planta Tratadora de Atotonilco, que estaba programada para iniciar funciones en 2012 pero que sigue sin operar.
Asimismo se tiene pendiente la segunda y tercera etapa de la modernización de la antigua autopista México – Querétaro, de la cual la segunda se encuentra en proceso pero que no dará tiempo al alcalde Fernando Miranda Torres de entregar y por último se tiene el no haber concretado el proyecto para el nuevo relleno sanitario de la comunidad de Dos Peñas por un conflicto legal por el que atraviesa el predio comprado para la disposición del confinamiento de residuos sólidos.
Como un gran pendiente en temas políticos que hereda la administración saliente a la del alcalde electo Moisés Ramírez Tapia es la pugna limítrofe con Atotonilco por la posesión del polígono de la terminal logística Puerto Seco.
En Tlaxcoapan, quedará pendiente a Miguel Ángel López Hernández la conclusión de la última etapa del Centro Cultural municipal a falta de 7 millones de pesos para tal efecto, además de la segunda y tercera etapa de la sustitución de la red de agua potable de la cabecera municipal y el equipamiento del centro de salud de Doxey.
Asimismo se tiene que a principios de la gestión de Miguel López se habló de concretar la construcción de un viaducto que conectaría a los municipios de Atitalaquia, Tlaxcoapan y Tetepango, no obstante parece que la intención se perdió cuando el ayuntamiento tlaxcoapense entró en pugna con Atitalaquia y el gobierno de Jaime Reyes Galindo por la posesión de mil 200 hectáreas que estaban dentro del polígono de la fallida refinería Bicentenario.
Así, el gobierno de Atitalaquia, dejará este proyecto en el limbo, lo mismo que la terminación del puente de las vías del tren en la comunidad de Bojay, además de infraestructura carretera pendiente, la atención a las necesidades de las localidades cercanas al parque industrial Atitalaquia, donde incluso se tienen alarmantes cinturones de miseria y un programa de regulación ambiental para las empresas asentadas en el complejo.
En Tlahuelilpan, el gobierno de Jaime Moreno Contreras fracasó totalmente con la obra insignia de su periodo: el dren pluvial de la colonia El Salitre en que hasta el momento se han invertido más de 27 millones de pesos y que sin embargo hasta la fecha no sirve a falta de una tercera etapa y las numerosas fracturas en la construcción que ya se tiene.
En la misma localidad se tiene que la Unidad Deportiva de San Primitivo no ha sido concluida y permanece más que como centro deportivo de alto rendimiento, como un lugar para el pastoreo de animales de corral.
En lo social hereda a la administración de Juan Pedro Cruz Frías, el conflicto con la comunidad de Doxey por la posesión de 123 hectáreas ubicadas en el cerro de El Gavilán.
Finalmente en Tezontepec de Aldama fracasó el proyecto del balneario El Sueño, hoy convertido en un campus de la Universidad Tecnológica del Valle del Mezquital.
En lo social deja en iguales condiciones como desde hace décadas la problemática del traslado a zona “segura” a la secundaria Quetzalcóatl asentada sobre tres ductos de Pemex y que pone en riesgo constante de explosión a más de 300 personas que habitualmente conviven en el centro de enseñanza, ya sea como docentes o alumnos.