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PACHUCA, Hgo., 12 de diciembre de 2018.- El gélido día comienza y la fría Pachuca recibe a miles de peregrinos de distintos municipios del estado que acuden como cada año a la Basílica Menor de Guadalupe que es conocida comúnmente como “La Villita”, en donde las flores iluminan el ambiente urbano.
Desde las primeras horas del lunes cientos de peregrinos acudieron a La Villita para dar gracias por los favores recibidos durante el año y algunos otros piden por un 2019 que se avecina complicado y esperanzador al mismo tiempo deseando que la “morenita” del Tepeyac los acompañe en el camino a seguir.
“Desde el cielo una hermosa mañana, la guadalupana, la guadalupana, bajó al Tepeyac” es el cántico que más se escucha en los alrededores de la avenida Juárez que cada año cierra la circulación vial para permitir que los feligreses lleguen sin problemas al templo mariano, mientras que otros llevan mariachis o simplemente cantan con todas las fuerzas.
Los comercios que abarrotan la principal entrada impiden el tránsito de algunos feligreses que desean pasar algunos minutos al templo religioso, en donde la imagen de la Virgen de Guadalupe es el más deseado y está rodeado de rosas, que tienen un significado histórico, ya que fueron estas flores en donde apareció, según la historia católica con la imagen en el lienzo de Juan Diego.
“Estamos muy contentos por venir a dar gracias a la Virgencita por todo lo que nos ha dado”, dice escuetamente Julio César Ramírez Cruz, taxista de San Agustín Tlaxiaca, que cada año acude a agradecer a la Virgen de Guadalupe y que sigue una tradición que le heredaron sus padres y a su vez sus abuelos.
Algunos llegan con imágenes enormes de la Virgen de Guadalupe para recibir agua bendita por parte del párroco, algunos otros simplemente llevan una playera con la imagen de la guadalupana, pero en general la mayoría de los visitantes portan algo que los identifica como feligreses.
Aunque ha sido un día frío, esto no ha impedido que desde las primeras horas del día decenas de católicos arriben al templo mariano y según los propios vicarios han arribado más de 15 mil personas en las últimas horas, pues es la principal celebración de la iglesia que es un modelo en miniatura de la Basílica mayor que se encuentra en la Ciudad de México.
“Venimos aquí porque hay menos gente, en la Villa siempre está lleno y no se puede pasar hasta adentro”, comenta Angélica Soberanes Pedraza, quien vende pollo en Mineral de la Reforma, y que cerró en la mañana para acudir a dar gracias a la Virgen de Guadalupe.
El olor a comida, principalmente a antojitos mexicanos como chalupas, tacos, tortas, pambazos, sopes, entre otros, de inmediato atrae a los peregrinos cansados que se toman algunos minutos para comer y es por ello que están casi llenos los puestos de alimentos, aunque los propios comerciantes aseguran que el 11 de diciembre es el día con más ventas, porque todos desean tocarle y cantarle las “mañanitas” a la Virgen de Guadalupe.
La pasión y la efervescencia guadalupana se repite en varias ciudades del país, pero en Pachuca hay un toque especial, la polaridad del clima que puede ofrecer desde mañanas gélidas hasta tardes soleadas sellan una experiencia distinta para los fieles que han acudido a la Ciudad de México como Jaime Santos Tecontero, vendedor de artesanías, quien afirma que en la “bella airosa” el clima es totalmente impredecible.
Para las autoridades municipales el saldo ha sido blanco hasta el momento pero mantendrán los operativos de vigilancia hasta que termine el día, mientras que la normalidad en la Avenida Juárez volverá mañana, cuando las brigadas de trabajadores de Limpia municipal se encarguen de retirar toda la basura que dejen a su paso los peregrinos y comerciantes en los alrededores de la Villita.
La principal molestia para los vecinos son los cohetes que no dejaron dormir a más de uno y los perros estuvieron desquiciados por el temor y los nervios que les producen los sonidos de las explosiones pirotécnicas y que parecen están lejos de terminar de la tradición religiosa.