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PACHUCA, Hgo., 12 de septiembre de 2016.- En los últimos años se han presentado problemas de hacinamiento en los panteones, pues cada vez son más los cadáveres que en algunas situaciones incluso, rebasan al número de vivos, como es el caso de Apan.
De acuerdo al ex alcalde, Fernando Hernández Durán, en el panteón municipal de Apan, el número de cadáveres ya superó la cantidad de pobladores que habitan en la cabecera.
Señaló que en este municipio la estadística se revirtió y existen al menos tres muertos por cada vivo que se encuentra en las calles, pues el panteón data de 1888 y actualmente está abarrotado.
Para evitar las exhumaciones en este panteón municipal, el ayuntamiento ya realiza la ampliación del cementerio pues existen alrededor de 200 sepelios al año y la capacidad del panteón ya fue rebasada por mucho.
El proyecto contempla ampliar al menos mil 800 espacios en los cuales se pueda colocar hasta cuatro cadáveres en cada uno, con ello se ofrecerá la seguridad de no sacar a los muertos de sus tumbas.
Ampliaciones.
De acuerdo con la Ley General de Salud, la autoridad sanitaria podrá ordenar la ejecución de las obras o trabajos que estime necesarias para que los panteones, crematorios y funerarias cumplan con las condiciones de higiene y seguridad requeridas, así como determinar las medidas de seguridad que considere procedentes.
Las obras que por este concepto requieran los panteones particulares serán a cargo de sus propietarios.
Asimismo establece que la Autoridad Municipal hará la declaración al momento en que se encuentre saturado un panteón y podrá prohibir que en él se realicen más inhumaciones o depósito de cadáveres, restos humanos y restos humanos áridos o cremados; así como el tratamiento que se le dará al predio.
Cremaciones.
En el estado casi todos los panteones se encuentran en estado de saturación, por lo cual varios municipios se han comprometido a realizar ampliaciones de los espacios destinados a sepultar a los muertos.
Sin embargo a largo plazo, se volvería a presentar la problemática de falta de espacios, por lo cual en algunos lugares como la capital hidalguense, se optó por realizar un crematorio municipal.
A partir del 2010, el ayuntamiento de Pachuca puso a disposición de la ciudadanía el servicio de cremación en el Panteón Municipal.
El Horno Crematorio, gestionado en la administración de Geraldina García Gordillo y que tuvo una inversión de dos y medio millones de pesos, entró en funcionamiento para beneficio de quienes busquen esta opción para sus familiares.
Para hacer uso de este servicio los deudos que lo soliciten deberán acudir a las instalaciones del Registro del Estado Familiar de Pachuca para realizar el trámite correspondiente.
El costo del servicio es mucho menor que una funerario privada, pues el costo por el servicio es de mil 500 pesos, es decir, entre 40 y 45 por ciento más accesible que de forma particular.
El propósito del Horno Crematorio es prolongar la vida útil del Panteón con el área de nichos.
La opción de la cremación es más económica si se toma en cuenta que no se realiza el pago de del terreno en el cementerio, el arriendo de una sepultura, reducción y traslado de restos (en caso de exhumaciones).
Además con la cremación, por lo general, no hay gastos posteriores para lápidas, cuidado de tumbas, entre otros; salvo para aquellos que deseen conservar las cenizas en el cementerio, pero aún así, las opciones de enterrar las ánforas o mantenerlas en columbarios son más económicas que los entierros comunes.
Asimismo esta opción es la operación más recomendada en el aspecto higiénico puesto que evita problemas posteriores. Con la incineración, tanto humana como animal, se evitan posibles focos de infección, principalmente cuando la muerte se ha producido por enfermedades infecto-contagiosas.
Usos y costumbres.
Pese a ser la cremación una de las opciones más viables, higiénicas y económicas para el descanso eterno, los usos y costumbres de la población en muchas comunidades aún impiden que se generalice está práctica.
En tiempos prehispánicos la cremación era algo común entre los para los tlaloque, «reyes», y los nobles; sin embargo con la llegada de los españoles, la colonización y la adopción del cristianismo, la práctica se quedó en el olvido.
Esto se debió a la oposición de los cristianos a la cremación, la cual fue inspirada por motivos religiosos, ya que la destrucción del cuerpo con fuego simbolizaba la aniquilación y la concepción materialista de que la muerte es el fin absoluto de la vida humana.