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PACHUCA, Hgo., 12 de mayo de 2025.-El futuro de los maestros en México, se perfila como un terreno de desafíos y oportunidades, marcado por transformaciones tecnológicas, demandas sociales y tensiones estructurales.
A nivel global, la docencia es una de las profesiones con menor riesgo de automatización, lo que eleva su importancia en la formación de futuras generaciones. En México se proyecta una creciente necesidad de docentes, especialmente en educación básica, debido al crecimiento poblacional y la expansión de la cobertura educativa.
En un momento donde las reglas se modifican constantemente, la escasez de maestros sigue siendo una preocupación significativa. La UNESCO estima que América Latina y el Caribe necesitará 3.2 millones de docentes adicionales para el año 2030, principalmente para reemplazar a quienes abandonan la profesión debido a sobre carga laboral, bajos salarios y falta de reconocimiento. Otro de los elementos a resaltar en nuestro sistema educativo mexicano es la feminización de la docencia: en el magisterio mexicano se observa una notable predominancia femenina. En el tercer trimestre de 2024, las mujeres representaron el 65.2% de la fuerza laboral en el sector docente, mientras que los hombres constituyeron el 34.8% . Esta tendencia es aún más marcada en niveles como el preescolar, donde la presencia femenina alcanza el 98%.
Ante este panorama de números, centremos nuestra columna de este dı́a en esas dimensiones visibles e invisibles, dichas o no en el acto de educar. Aunque solemos centrar nuestra atención en los métodos, los contenidos, las competencias, existe una forma más sutil pero profundamente formativa de enseñar: la que ocurre a través del ejemplo observado. Antes de que el estudiante comprende, mira. Y en esa mirada sostenida o fragmentaria, nace el aprendizaje más profundo: el que arraiga en la experiencia vivida, no en la instrucción formal.
El arte de observar tanto del maestro como del alumno, es una práctica fundacional de la educación. No se trata de una observación superficial, sino de una disposición ética, estética y cognitiva ante la realidad. En palabras de Marı́a Zambrano, observar “es una forma de espera inteligente” un gesto de apertura al mundo que exige sensibilidad y compromiso. Desde esta perspectiva, el aula no es solo un espacio de enseñanza, sino un escenario de revelación cotidiana: el maestro está siendo observado constantemente, y en ese acto – consciente o no – se transmite una forma de estar en el mundo. Si lo vemos de una forma simple, podemos decir que la experiencia es el eje
del aprendizaje, y dicha experiencia no se limita al contenido formal, sino que incluye todo el entorno: las relaciones, las actitudes, los hábitos, y hasta lo que publicas de ti en redes sociales. Por lo tanto cada gesto del docente, su forma de mirar, de escuchar, de corregir, lo qué muestra sin decirlo, constituye una parte esencial de lo que el estudiante va asimilando. No enseñamos a través de lo que decimos, sino, sobre todo, a través de lo que hacemos mientras decimos.
La observación del estudiante no es inocente: detecta incongruencias, congruencias, interpreta silencios, comprende gestos. “La palabra verdadera decı́a Freire, es aquélla que se encarna a la acción”. Cuando el maestro habla de libertad pero actúa con autoritarismo, cuando predica con empatı́a pero ignora al que sufre, el currı́culo oculto se impone y la o el maestro educa desde la contradicción.
La congruencia, entonces no es un ideal simple, sino una herramienta concreta de formación: ser coherente entre lo que se dice y se hace es una forma silenciosa pero elocuente de enseñar. En un ambiente lleno de imágenes, discursos y simulacros, la autenticidad se convierte en una forma de resistencia educativa. El estudiante observa un maestro justo, atento, autocrı́tico, aprende valores que ningún manual transmite. Y ese aprendizaje por ser vivido y explicado, tiende a ser más duradero y transformador. Cuando el maestro observa con atención, revela respeto; cual el alumno observa con atención, demuestra deseo de aprender.
Las de chile seco
En tiempos donde todo se dice, lo invisible se convierte en una profunda lección.
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