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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de abril de 2016.- La noche del sábado 2 de abril al domingo 3 de abril, los mexicanos adelantamos nuestros relojes una hora. Las excepciones son Sonora y Quintana Roo porque no participan en el programa, y la franja de la frontera norte, que cambió su horario el 13 de marzo.
El cambio de horario u horario de verano, fue implementado por primera vez en México en 2001, para aprovechar la luz solar y así ahorrar energía eléctrica. El problema es que nuestro reloj biológico no es tan fácil de cambiar como un reloj mecánico, según publica el suplemento Verne, del diario El País.
1.- ¿Por qué no dormimos bien los primeros días del cambio de horario?
Nuestro cerebro, el hipotálamo para ser exactos, cuenta con un sistema que distribuye nuestras funciones y estado anímico en un periodo aproximado de 24 horas. Esta distribución está directamente conectada con nuestra percepción de la luz solar o falta de ella. “Así el sistema sabe producir ciertas hormonas que nos mantienen activos en el día y nos provocan sueño en la noche, entre otras funciones”, explica Manuel Ángeles Castellanos, jefe del laboratorio de cronobiología clínica y experimental de la Facultad de Medicina en la UNAM.
Cuando hay un cambio de horario, el sistema, que conocemos como reloj biológico, se desajusta, ya que está acostumbrado a ciertas horas de luz y oscuridad. Durante este periodo de confusión para nuestro cerebro podemos padecer insomnio o cansancio. “Un caso extremo de esto es el jet lag, donde ocurren cambios de siete u ocho horas, que son más drásticos y por eso son más notorios en nuestro estado anímico y de salud”, dice Ángeles.
Siguientes preguntas, aquí: Verne