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PACHUCA, Hgo., 29 de septiembre de 2020.- “Cambiar la quema de combustóleo por el uso total de gas natural en la Termoeléctrica de Tula no requiere de una inversión estatal o federal significativa adicional, sino de la conclusión de los gasoductos bajo el marco legal vigente”, expresó Gabriel Quadri de la Torre, socio director de Sistemas Integrales de Gestión Ambiental (SIGEA), esta mañana, en la presentación del estudio “Impactos de la Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos en la calidad del aire y en la salud pública en Hidalgo”.
Señaló que es por razones políticas que no se ha permitido que se concluyan los gasoductos que provienen del noreste y el oriente del país, lo cual impide que la termoeléctrica funcione al cien por ciento con gas natural, lo que representaría menores costos operativos para la Comisión Federal de Electricidad y, sobre todo, evitaría que se siguieran emitiendo gases contaminantes que son responsables de un mil 710 muertes prematuras anuales en la cuenca de Tula y pérdidas en salud equivalentes a 66 mil millones de pesos.
Urgió a la acción inmediata de los gobiernos municipales de Tula, Atotonilco y Atitlalaquia, pero también de Ajacuba, Pachuca y el Gobierno del Estado, para coincidir en una petición, presión o concurrencia con el Gobierno Federal a fin de garantizar que llegue el gas natural a la Central Termoeléctrica de Tula, lo que permitiría anteponer el interés público y la vida de los hidalguenses sobre cualquier otro tipo de intereses políticos que hayan impedido la conclusión de los gasoductos.
El estudio se centra en los efectos negativos de quemar combustóleo, los cuales, dijo, van más allá de no tener un cielo limpio.
“Los efectos son reales y el costo en vidas humanas equivale a que cada 5.2 años ocurra un Chernóbil en el municipio de Tula. Asimismo, alrededor de 8 mil 550 muertes se podrían haber evitado desde 2015 a la fecha si se considera que la CT Tula finalizó la conversión a combustible dual de sus cinco unidades de generación eléctrica en ese año”, comparó.
Explicó que las partículas menores a 2.5 micras (con un diámetro varias veces menor a un cabello humano) son reconocidas por ocasionar daños irreversibles en la salud de las personas, pues se relaciona con un número importante de enfermedades graves como son las cardiovasculares, cerebrovasculares, neurológicas, y respiratorias, específicamente con cáncer de pulmón y otras enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, autismo y un menor desarrollo cognitivo en niños y jóvenes.
Del mismo modo, estudios internacionales han demostrado la relación entre los índices de mortalidad del Covid 19 por exposición a altos niveles de contaminación atmosférica.
“Llama la atención la incidencia del nuevo coronavirus en la región, pues datos recopilados hasta el 24 de junio demostraron que los municipios circundantes a la CT Tula presentaron un mayor índice de defunciones acumuladas en todo el estado de Hidalgo”, comentó Quadri.
Por su parte, el doctor Adolfo Hernández Moreno, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y Consultor Químico Ambiental, indicó que el combustóleo que utiliza la Central Termoeléctrica de Tula contiene entre 3.5 y 4 por ciento de azufre, lo que incumple la NOM-016-CRE-2016, que establece un máximo de 2% para las zonas críticas, como lo es el área industrial ubicada en este municipio.