Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
Tres momentos que se cruzan en nuestra historia.
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<Me encontraré a tú con tú con la muerte. No le tengo miedo; no le tengo miedo; le tengo respeto. Señora aquí estoy, cuando usted quiera… >>
Chavela Vargas. Cantante y actriz mexicana (1919-2012).
Hagamos un break por un momento y dejemos en paz de los dimes y diretes entre el gobierno, sus ofendidos, aplaudidores, detractores y demás. Hablemos de nuestra cultura, tradiciones, historia y esparcimiento. Este fin de semana pintó un puente de suspensión de actividades para el sector educativo y burocrático por motivo del “Día de Muertos” también denominado Todos Santos”. Gracias a esta tregua de pandemia, gran parte de los mexicanos pudimos salir hacer compras para nuestros altares de forma más tranquila. Eventos limitados y con sana distancia de por medio iniciaron desde finales de la semana pasada en varias partes de la República Mexicana. El origen del Día de Muertos se remonta a la época prehispánica y ha variado con el tiempo caracterizándose de manera peculiar según diversas regiones; Pátzcuaro (Michoacán), Mixquic (Ciudad de México) y El Xantolo de Huejutla (Hidalgo), son algunos de los más representativos, aunque no los únicos. Los altares de muertos son una fiesta de color, aromas y sabor, y su significado en nada se asemeja a lo que la cosmogonía cristiana entiende por Cielo, Infierno o Purgatorio.
Según el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, en la cosmogonía indígena, la manera de morir de las personas era el destino final que les aguardaba en el más allá, y no de las acciones morales (buenas o malas) hechas en vida como en la idea cristiana-occidental. Así por ejemplo, si morían con alguna causa relacionada con el agua irían al paraíso de Tláloc (Tlalocan).Los guerreros que eran muertos en combate o por causa de sacrificio iban a la casa del Sol y caminaba con el eternamente desde la el amanecer hasta el ocaso, las mujeres muertas en parto tenían una suerte similar. Así pues, quienes no morían por ninguna causa de las anteriores iban al Miclán, el lugar subterráneo o inframundo, donde después de pasar nueve ni veles y diversas pruebas llegaban al hogar de Miclantecutli y Miclantecíhualt, señor y señora de los muertos.
También existía el Chichihualcuauhco, un lugar en donde eran amamantados todos los aquellos que habían muerto siendo niños o recién nacidos hasta que volvieran a nacer. Cada determinado ciclo solar (que coincide con las fechas de noviembre) les era permitido por los dioses regresar del más allá a los muertos para compartir un breve momento con sus seres queridos en vida. De ahí y del sincretismo español nació la idea de construir altares cada año, el primero de noviembre para recibir a los infantes y el día dos para esperar a los adultos.
Por otra parte, alrededor de los últimos treinta años se ha arraigado gradualmente el “Trick or treat” (dulce o truco) festividad anglosajona conocida como “Noche de Brujas” (Halloween por su nombre en inglés). La celebración consiste en salir las noches del 31 de octubre disfrazado de algún personaje de terror (bruja, vampiro, hombre lobo, etc.). Aunque inicialmente tenía tintes infantiles, con el tiempo se fue modificando hasta crear concursos de disfraces en los que jóvenes, adolescentes y adultos se visten cada vez más sofisticados de acuerdo a los personajes del momento (películas o series). El estreno en cine del filme estadounidense “Halloween” (1978) fue crucial para que paulatinamente esta práctica penetrara en las actividades y el marketing de nuestro país. Para inicios de la década de 1990 comenzaba a ser una de las actividades sociales populares previas al Día de Muertos.
No obstante, pese a su carácter comercial, el origen del Halloween se remonta a dos momentos de la historia; el primero como parte de los ceremoniales de antiguos sacerdotes de la cultura Celta, llamados druidas, los cuales habitaron la región de Gales hace más de tres mil años. Se dice que estos sacerdotes sacrificaban en el solsticio de invierno animales y en algunos casos personas, además que eran adoradores de los elementos naturales en particular del bosque. Posteriormente estas creencias se trasladaron al continente americano en donde se sincretizaron con rituales de esclavos africanos que fungían como servidumbre en varios lugares de las Trece Colonias, uno de ellos Salem, Massachusetts, lugar donde en 1692 se efectuaron los juicios de mujeres acusadas de brujería y que más tarde influyó en el culto Wicca del siglo XX.
La creencia de alejar a los malos espíritus colocando una calabaza afuera de la casas durante finales de octubre tuvo un significado simbólico que después se trasformó comercialmente agregando las figuras grotescas en sus caras la que después se le agregó la cara grotesca. La figura estereotipada de la bruja volando por los cielos en una escoba tuvo sus orígenes en los cultos campesinos del centro de Europa durante los siglos XVI y XVII en la que a manera de duelo se enfrentaban grupos opuestos de la mano de una escoba ya fuera de varas de sorgo, trigo o romero para refrendar sus votos a la naturaleza y asegurar quien tendría la mejor cosecha; al respecto el historiador Carlo Ginzburg refiere en su libro “Los Benandanti” (1966) que estos cultos agrarios de origen cristiano primitivo fueron derivando en rituales de brujería que se conocen actualmente.
Otro acontecimiento importante que destacar es que un 31 de octubre pero de 1517 un monje agustino de origen alemán llamado Martín Lutero clava en la puerta de la iglesia de “Todos los Santos” en Wittenberg sus 95 Tesis las cuales cuestionan el poder de la Iglesia Católica y la eficacia de las indulgencias (el perdón de Dios de los pecados de los creyentes a través de la compra de títulos otorgados por la iglesia). Este hecho dio inicio a la Reforma Protestante, una de las mayores fracturas religiosas (e ideológicas) que ha tenido la iglesia católica a lo largo de su historia. Este domingo se cumplieron 504 años de este hecho y 500 de que el Papa León X, excomulgara a Lutero (3 de enero de 1521). Ese mismo año se llevó a cabo la Dieta de Worms, reunión que presidió el Emperador Carlos V y los príncipes de Sajonia para solicitar que Lutero se retractara de sus tesis. No obstante lejos de hacerlo las defendió lo que provocó una ruptura definitiva con la iglesia católica y el inicio del protestantismo en varias partes de Europa.
La memoria de estos hechos cobra especial relevancia en un sector religioso minoritario en México, a la luz de que si bien la iglesia católica sigue siendo preponderante en las creencias del país, según el censo de INEGI del 2020, hubo un incremento porcentual en la preferencia evangélica y protestante, pasando de 7.5 a 11.2% con respecto al conteo anterior, en contraparte la iglesia católico sufrió un descenso considerable pasando de 82.7 a 77.7 %en la preferencia religiosa.
Finalmente, sin importar si un 31 de octubre te disfrazas por vanidad o diversión con el objetivo de socializar o ligar, y si el 1 y 2 pones tu altar de muertos para recordar a tus seres queridos o bien como una apropiación cultural que te dota de identidad, la misma que hace enorgullecerte de formar parte de una minoría religiosa que marcó una coyuntura en las creencias a nivel mundial. Interesante es asumir con responsabilidad y conocimiento cada una de estas actividades, tradiciones y fecha conmemorativas. De lo contrario el día de mañana pensarás que un desfile mediático instaurado para justificar una cinta hollywoodense del 007 en la Ciudad de México, es parte de una tradición cuando en realidad es una justificación mediática que le ha caído muy bien al gobierno capitalino. En fin, iniciaré la semana cantando “Prayer In C” de Lilly Wood & The Prick and Robin Schulz.