(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
Alguien en la Secretaría de Cultura en Hidalgo, decidió que si pintaban la base del edificio que alberga el Centro Cultural del Ferrocarril, se vería “bonito” y decidió que la combinaría muy bien el color natural de la cantera con que fue construido ese histórico edificio, con el blanco de la fachada que pueden “apreciar” los transeúntes y automovilistas que cruzan por la calle de Mejía.
Hace tres años, esas mentes brillantes ordenaron pintar también la fachada del Cuartel del Arte, antigua sede del Ejército Mexicano, a un costado de la iglesia de San Francisco. Ambos edificios históricos que forman parte de la riqueza arquitectónica y cultural del estado.
El periodista Emannuel Ameth, documento con precisión la pifia cometida en el
2018 contra el Cuartel del Arte, donde se pintaron 300 metros lineales de su
fachada con pintura acrílica, sobre la cantera rosa de ese bello edificio.
Presunto autor de esa decisión fue el entonces titular del área, Olaf Hernández,
quien años más tarde tuvo que presentar su renuncia “por motivos personales”,
tras la difusión de un video en el que se le ve, junto con sus colaboradores,
en plena fiesta, dentro de las oficinas de la Secretaría de cultura.
Su lugar fue ocupado por Leyza
Fernández Vega, a quien ahora se le responsabiliza de ordenar pintar de blanco
parte de la fachada del Centro Cultural del Ferrocarril, que fue la estación
del ferrocarril, durante muchos años y hoy es un edificio histórico, bajo
custodia del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo (CECULTAH).
Forma parte del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con la clave 130480010166,
mismo que data la edificación de la estación de ferrocarril El Mexicano en el
siglo XIX, dando cuenta de sus muros de cantera de 60 centímetros de ancho con
plafón de duela, su cubierta de lámina galvanizada y teja de barro con su muy
particular disposición inclinada a cuatro aguas”.
Hoy, un reducido grupo de personas hacia labores en el inmueble, sin saber si reforzaban la pintura blanca o intentaban borrarla.
Lo cierto es que dañar la imagen de un inmueble con una importante riqueza histórica, arquitectónica y cultural, no tiene ninguna razón de ser, salvo para quienes dirigen la Secretaría de Cultura.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.