Ráfagas: Saqueo en Tepeji
Indicador político/Carlos Ramírez
PACHUCA, Hgo., 29 de octubre de 2015.- Un día antes de que el papa Francisco otorgara el perdón a los Legionarios de Cristo del Padre Marcial Maciel por los abusos sexuales en México y en lo que representa el autorreconocimiento a la incapacidad política para resolver problemas propios, PRI, PAN y PRD en el Senado invitaron al jefe del catolicismo mundial –un príncipe extranjero– a venir a resolver los problemas de México, obviamente en el enfoque político y religioso de la iglesia católica y del Estado Vaticano.
Como no se había visto desde los tiempos del PAN confesional, el papa Francisco podría convertirse en el factor real de poder en México, y con él la representación de la iglesia católica encabezada por el arzobispo más político y conservador, Norberto Rivera Carrera. Como en el siglo XIX, los sectores conservadores religiosos de la política y el parlamento han hecho a un lado el Estado laico para pedir la intermediación del jefe de la iglesia católica en problemas mexicanos.
Encabezados por el presidente del Senado, el panista Roberto Gil Zuarth, senadores del PAN, del PRI y del PRD se apersonaron como en el pasado en la residencia religiosa mexicana de la representación de la Iglesia de San Pedro en México para invitar al papa Francisco a usar la tribuna del Senado para dirigir un discurso.
El tema no daría para mucho de no ser por la carga histórica de la relación de la iglesia católica con el sistema republicano y constitucional mexicano. La Constitución de 1824 establecía una sumisión de la política a la religión: “en el nombre de Dios Todopoderoso, autor y supremo legislador de la sociedad”, el congreso decretaba la carta magna; la Constitución de 1857, antes de las leyes de Reforma, reforzaba el dominio religioso: “en el nombre de Dios y con la autoridad del pueblo mexicano”. La Constitución de 1917, contra la cual la iglesia católica impulsó la guerra cristera, separó a la iglesia del Estado a partir del criterio de que “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.
A la sociedad mexicana le costó sangre e historia mantener los campos separados como para que ahora los senadores del PAN, PRI y PRD quieran regresar a la iglesia al centro de las definiciones políticas y los enfoques de poder. La sola presencia del papa Francisco en el Senado significaría la vulneración del Estado laico.
Si los senadores del PAN, el PRI y el PRD quieren escuchar el mensaje pastoral del razonamiento político y filosófico del papa, bien pueden ir a las misas que el prelado dará para el pueblo creyente en La Villa y las plazas o solicitar audiencias privadas para confesar sus pecados terrenales y comprar estampitas como indulgencias; pero llevar a la iglesia católica de regreso al poder político, civil y laico, que costó tanta sangre reconquistar, sería una violación del espíritu laico del Estado y del poder político.
La peregrinación de los senadores del PAN, PRI y PRD a la nunciatura papal, encabezados en esa procesión nada menos que por el presidente panista del Senado Gil Zuarth, forma parte de las derrotas del Estado laico. No por menos la representación del Estado Vaticano se llama nunciatura y no embajada. Como Fox, senadores del PRI y del PRD hincan al Estado laico al poder terrenal de la iglesia católica.
Sólo para sus ojos:
@carlosramirezh