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<< Como la sota moza, Patria mía, en piso de metal, vives al día, de milagros, como la lotería…>>
Suave Patria. Poema mexicano (fragmento).
Suave Patria es quizás el más conocido de los poemas de Ramón Modesto López Velarde Berumen (1888-1921), en este se hace un tributo a la grandeza de nuestro México, o mejor dicho de aquel México en el que le tocó vivir y padecer. De origen zacatecano, Ramón López Velarde, nombre reducido con el que se le conoció a dicho poeta. Su fama llegó a la cúspide en pleno proceso de revolución mexicana; el ingenio y la pasión de sus versos le atribuyeron el apodo de “poeta nacional”. Fue uno de los precursores del movimiento literario modernistas. Además de tan noble e inspirada profesión, incursionó en la política y en el gobierno de los primeros años de la revolución siendo por un breve periodo Secretario de Instrucción Pública de México del 16 al 20 de enero de 1915.
Tras su fallecimiento acaecido el 19 de junio de 1921, a la corta edad de treinta y tres años, José Vasconcelos promovió los máximos honores al poeta sobre todo por la trascendencia de su obra La Suave Patria, la cual sirvió de artífice entre otras cosas para el desarrollo de “nuevos tiempos”, su obra sirvió como ejemplo de futuros autores y marcó un hito en la historia de la poesía mexicana; Xavier Villaurrutia lo puso al mismo nivel que al francés Charles Baudelaire. Hasta hace algunos ayeres el poema (recitado completo o algunos fragmentos) servía como justificación para enseñar poesía a los alumnos de nivel primaria. No era raro que en fechas como el Día de la Bandera, por ejemplo, formara parte del acto cívico conmemorativo.
Nos estaban haciendo apenas digestión los tamales del día de la Candelaria cuando el tres del susodicho, la nada sorprendente derecha mexicana causaba controversia desde las tribunas de San Lázaro. La panista Cecilia Patrón Laviada se refirió al hijo mayor de nuestro Huey Tlatoani, Andrés Manuel López Obrador, José Ramón López Beltrán emparentándolo erróneamente con el poeta zacatecano.
La anécdota trasciende porque en días pasados medios periodísticos (que no vale la pena abundar) filtraron fotografías sobre la supuesta mansión en la que el vástago del presidente vivía junto con su esposa en los Estados Unidos. Las especulaciones al respecto sobre el origen de esta propiedad con un valor de un millón de dólares escandalizaron a los opositores del presente sexenio, luego de que en conclusiones rápidas infirieran el desvío de fondos y la corrupción directa del presidente y la 4T.
El caso atrapó el ojo público de diversos medios de comunicación. Sin embargo, luego de que la empresa Baker Hughes aclarase que la propiedad NO estaba a nombre del hijo del presidente y que dicha mansión había sido rentada por su esposa, Carolyn Adams empresaria y cabildera de empresas dedicadas al petróleo y energía.
Pese a la aclaración del caso, algunos personajes quisieron elevar el escandalo comparándolo con el de “La Casa Blanca” de la ex primera dama Angélica Rivera. Personajes y medios de comunicación que en su momento titubearon o desestimaron el caso de la Casa Blanca quisieron hacer revuelo con la supuesta mansión del hijo del presidente llamándola “La Casa Gris”. Entre estos indignados se encuentra la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez, quien hizo una pausa en los vituperios que la ocupan en el Senado para subir un video a redes sociales en el que denuncia el caso de manera electrónica al Departamento de Estado de los Estados Unidos. Como era de esperarse, tal denuncia no fue hecha en forma y modo, y solo se trató de una queja que sirvió mediáticamente de circo político a la legisladora hidalguense.
Ahora bien, haciendo a un lado las aclaraciones y los indignados que se ocupan este supuesto escándalo, la cuestión que nos trae aquí es:
¿Hasta qué punto están nuestros legislativo(as) preparados en la confrontación, trasparencia y fuentes de información?
No nos sorprende la doble moral de los representantes panistas, que ya han demostrado que cuando se trata de afectar intereses de la oposición no importa que sean infundados los casos, la finalidad es desgastar, injuriar y perder el tiempo a toda costa, aun de su propia dignidad. Por otro lado, sin importar el sesgo ideológico, estamos ante una cámara de representantes (diputados y senadores), que nuevamente quieren tomar por ignorante a la sociedad mexicana.
Esta vez tocó a los panistas confundir y traer al traste a tan célebre poeta. No obstante, la supuesta izquierda no se salva. Sobre todo cuando en su discursiva mediática reviven frases fuera de contexto sobre de la Revolución Cubana o de luchadores sociales, con la finalidad de apoyar su programa sexenal.
Tampoco se trata de que nuestros políticos se sepan de memoria el panteón de personajes célebres de la historia mexicana, pero sí en cambio en que pongan cuidado y mesura en lo que dicen y afirman de ellos.
El error en tribuna de Patrón Laviada refleja además de la ineptitud de sus asesores personales, su paso ignorante por la enseñanza básica al no aguzar previamente el qué, quien y como enjuicia desde su discurso político. Mismo caso y misma pedrada para sus homólogos morenistas y afiliados en sus sentencias socialistas de poca monta que a menudo apoyaban el también ya célebre discurso juarista villamelón de nuestro presidente.
Independientemente de la escalada y desgaste con el caso de “La Casa Gris”, y las falsas indignaciones de ciertos periodistas que han sido aludidos por su falta de profesionalismo en el tema. Roguemos porque en la justa del debate la “divina providencia” así como la “benemérita razón” respectivamente hablando, les ilumine los sesos y la lengua a nuestros legisladores cada y cuando hagan un señalamiento en tribuna.
Dicho sea de paso que la memoria a casi 101 años de la muerte de Ramón López Velarde se rememore con su Suave Patria en un eco y re significación a nuestra sociedad mexicana, la cual ya está harta de ahogarse en “célebres frases” de youtuberos, faranduleros, políticos ignorantes e intelectuales orgánicos.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.