
La calculada victimización
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de mayo de 2018.- La política da muchas vueltas, los partidos políticos que se constituyeron como representantes de una ideología y principios se traicionan a sí mismos con el fin de seguir subsistiendo y uno de estos casos en particular corresponde al Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual durante más de dos décadas fue el representante de la izquierda mexicana hasta que perdió a más de la mitad de sus militantes con la salida de Andrés Manuel López Obrador.
Formado por Cuauhtémoc Cárdenas después del proceso electoral presidencial de 1988 en el que ocurrió la famosa “caída del sistema”, el PRD se convirtió en el escaparate y referente de la izquierda mexicana durante varios años, recibiendo a los principales exponentes de esta tendencia ideológica, sin embargo, desde su concepción se convirtió en la plataforma de exposición del caudillismo.
Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el referente de la izquierda después de su salida del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el PRD nació como un proyecto unipersonal del hijo de Lázaro Cárdenas para volver a buscar la presidencia de la República en 1994 y en el 2000, sin embargo, con la irrupción mediática de Andrés Manuel López Obrador al ocupar la Jefatura de Gobierno de la capital del país, fue el tabasqueño quien desplazó al michoacano como el líder de la izquierda.
El carisma de López Obrador y su forma de provocar y atraer tanto a adversarios como aliados lo ubicó de inmediato como el nuevo representante de la Izquierda ante la desgastada fórmula de Cuauhtémoc Cárdenas, quien no tuvo otro remedio que dimitir en sus intenciones de postularse como candidato a la Presidencia de la República en 2006.
Con López Obrador, el PRD alcanzó su máximo nivel de popularidad, ya que se convirtió en la segunda fuerza política del país en el proceso electoral de 2006 ante una cerrada elección presidencial que dio como ganador al panista Felipe Calderón Hinojosa, no obstante, ningún otro líder de la izquierda había brillado con tanta popularidad en México.
En el proceso electoral de 2012 nuevamente López Obrador se convirtió en el candidato a la presidencia de la República por el Sol Azteca y otra vez posicionó al partido en el segundo lugar de las preferencias electorales, sin embargo, después de ese proceso Cuauhtémoc Cárdenas—líder moral del partido—renunció al partido que creó 25 años atrás, por lo que el instituto político amarillo quedó al mando de las diversas corrientes internas que encabezaron “Los Chuchos”.
Asimismo, López Obrador renunció al PRD para formar su propio partido, por lo que el Sol Azteca se quedó sin sus dos principales referentes, aunado a que al haber participado en el llamado “Pacto por México”, perdió la credibilidad de los miles de electores que encontraron en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) la nueva alternativa de la izquierda con un representante popular, generando también una desbandada masiva de la militancia perredista.
El debilitamiento del PRD fue tal que no ha vuelto a ganar ninguna gubernatura desde 2015, razón por la que los Chuchos optaron por aliarse a un rival que criticaron durante años y que por conveniencia ahora sirve a sus intereses, el Partido Acción Nacional (PAN), el cual también vio en el debilitado Sol Azteca un cercano que ayudara a obtener varias gubernaturas.
A unas semanas de las elecciones presidenciales, el PRD depende de la fuerza electoral que logre el “Frente por México”, pues en caso de perder la presidencia de la República podría mantener el registro como partido, aunque su fuerza de acción sería mínima.
Si el Frente por México gana la presidencia de la República, el Sol Azteca tendría un puesto privilegiado, aunque los principales cargos recaerían en personas emanadas del PAN, mientras que en el caso de no obtener la victoria, dependerá del tipo de su caída para determinar el número de curules y escaños que alcanzaría.