Ráfagas: Actopan, a improvisar
PACHUCA, Hgo., 1 de octubre de 2024.-<<Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan>> Benito Juárez (1806-1872).
Nostálgico y emotivo clip con el que se despidió el presidente Andrés Manuel de sus conferencias matutinas, mejor conocidas como “mañaneras”, esas que fueron un ejercicio cotidiano a lo largo de este sexenio pero que no son una novedad pues ya cuando fue jefe de Gobierno de la ciudad de México inició con este tipo de comunicaciones.
Habrá mucho que pensar y repensar sobre este sexenio que hoy termina, ello en función a la pregunta: ¿Cumplió con todos sus compromisos como dicen? o nos deja saldos negativos pintados de color de rosa, mejor dicho, de color MORENA.Hace poco más de seis años, una mañana primaveral del año 2018 para ser exacto, pregunté a un taxista en la capital hidalguense, sobre qué opinaba él sobre el candidato de ese nuevo partido, MORENA.
Pensé que me respondería autocomplaciendo el furor y expectativas que entones tenía por ese líder político, pero a diferencia de la mayoría opinó tajantemente lo contrario:“¿Ese? ¡Uy joven! Ese es un mafioso, un ratero.
En Tabasco ni lo quieren porque asesinó a su hermano; anda chueco, toda su familia son una bola de lacras. Se salió del PRI para robar a gusto, yo no lo apoyo porque es un hipócrita, no es lo que aparenta, es mucho peor que muchos políticos que gobierna ahora…”
Admito que la respuesta no fue lo que yo esperaba, pero entendí que era uno de los agremiados del partido saliente, el PRI; unas calcomanías pegadas en su unidad delataban su apoyo a dicha organización.
La persuasión del nativo de Macuspana no había calado a todos, pero si a las mayorías; esas masas resentidas por la represión y desigualdad que a más de treinta años no veían claro entre un lado y otro, ya habían probado las mieles del “cambio” blanquiazul con el PAN y las consecuencias se seguían sintiendo en la vida cotidiana; la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón develó un estado fallido, cómplice de los carteles y el revire hacia el partido de siempre ahora auspiciado por Televisa resultó en la gota que derramó el vaso.
El grueso de la población gradualmente se fue convenciendo que era tiempo de votar diferente y esta vez defender su sufragio pasara lo que pasara, y así lo hizo.
En mi caso, admito que siempre tuve mis dudas, sobre todo porque fui testigo de los fraudes y quema de votos, en particular en 2006. Sin embargo, mis dudas se disiparon a partir de su reacción y el control que llevo a efecto en el último mitin que tuvo en Pachuca el 20 de junio de 2018.
Me dije en aquel momento “Si fue capaz de mantener el control y disipar desde el templete a un puñado de porros que intentaron violentar el evento ¿Qué no podrá hacer?”
El saldo en esa ocasión fue blanco, y doy fe de ello porque me encontré entre los asistentes de primera línea de aquel mitin.
En fin en un salto al tiempo ya estamos en 2024; vino la pandemia, se fue y solo los ficcionistas y el famoso “hubiera” saben cómo nos habría ido como país bajo otra administración.
Promesas cumplidas y no cumplidas; el precio de la gasolina que no sube, pero sube, desproporción de la canasta básica con el poder adquisitivo del ciudadano promedio.
Eso sí, un acierto en el desarrollo de políticas públicas y de ayuda social, aunque al final reivindica el viejo esquema que hace décadas implementó tata Lázaro Cárdenas, el gobierno paternalista.
Los índices de violencia se focalizaron aún más, acrecentándose en gobiernos gobernados por otro partido distinto al del poder.
Guanajuato (PAN) y Jalisco (MC) se llevan la presea dorada a este respecto, pero no dejaron de quedarse atrás y hasta superar las expectativas estados como Guerrero, Michoacán y Sinaloa, todos estos gobernados por MORENA y para quienes la presidencia de Calderón como la de López Obrador, no han significado una diferencia; los índices de violencia en los que se ubican estas entidades han superado incluso los que se presentaban en el clímax del calderonato.
Hoy a escasas horas de que Claudia Sheimbaum tome posesión, no me sorprendería que se quiera replicar ese viejo esquema en un intento por contener los índices de violencia, ahora con Omar García Harfuch el aprendiz y colaborador de aquel “super policía” que hoy purga condena en los Estados Unidos.Obras insignia como el Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) y el Tren Maya, este último aun sin terminar son parte material de los saldos pendientes que quedará por comprobar o refutar a corto plazo si realmente fue buena decisión poner tanto empeño en ello.
Después de todo como repitió a lo largo de su sexenio “se está haciendo historia”, y es precisamente esta historia a la que tanto el como su gabinete recurrió para tergiversar y manipular procesos.
Nunca nadie en tiempos recientes vio a un político o jefe de estado mexicano recurrir tanto a las anécdotas y alegorías de nuestra historia. Sabiduría de viejo dicen unos, pero al final creo que fue parte de su muletilla y personalidad como manera de rebobinar y distraer del mundo real, en el cual a toda pregunta certera valió salirse por las ramas siempre con una buena historia, un video musical y una muy mala versión de la lucha de clases.
Pero volviendo al punto inicial ¿Qué si cumplió con todo lo que prometió? No, pero dio excusas del porqué, ¿Qué si fue un líder político y moral ejemplar? Lo fue, supo dominar y encantar a los de afuera como a los de adentro, volvió más torpe y descarada a la derecha, casi aniquila en su totalidad al cuarto poder de la vieja guardia dejando las bases para una ola más crítica, “Las Ventitas Rede$ Sociale$”, desapareció el chayo pero surgieron los Apoyos del Bienestar.
¿Polarizó a esta sociedad? Error, solo hizo evidente lo que décadas de clasismo y desigualdad han existido en México; reinventó viejos esquemas como el amiguismo y el nepotismo heredando a uno de sus hijos la dirección de MORENA. Revivió viejos dinosaurios a través de sus opositores, para con ello eclipsar sus múltiples errores.
Acogió por gracia divina a miembros de otros partidos, inaugurando con ello otro término en la jerga política mexicana; el chapulineo.
Es muy prematuro e irresponsable decir que es “El Mejor Presidente de la Historia”, más aun cuando el grueso de los mexicanos no comprende ni termina de reconciliarse con los viejos fantasmas de su pasado como los que para bien y para mal, hacen hoy pan y circo de procesos históricos como la Conquista Española y el Virreinato.
A la Cuarta Trasformación le duraron solo los cuatro primeros años de encanto y reordenamiento, de ahí el “efecto AMLO” que aun en la última elección se tuvo en las urnas electorales.
Fuera de ello, su inexperiencia e improvisación hizo visibles a partir del quinto año de gestión, las incongruencias y contradicciones, en lo político y en lo social, principalmente.
Cierto, no hubo censura, pero se sufrió el pico más alto de periodistas asesinados en décadas en todo el país, ante el cual siempre guardó silencio. Cierto, a todos en apariencia dio voz, pero cuando algún reportero incauto solía contradecirlo con datos verificados, la vieja y confiable descalificación encontró un recurso en decir, “Yo tengo otros datos.”
El presidente Andrés Manuel se va, aunque se queda unos cuantos días más en palacio. Deja buenas reservas y recomendaciones particularmente en el senado de la república.
En fin, sea como fuere se le extrañará. Hasta siempre presidente, quiso estar a la altura de Juárez, yo creí que se acercaría a las formas de Porfirio Díaz, pero al final solo resultó ser el fundador de un nuevo Maximato.