Subestimando a la presidenta
Twitter: @OswaldoRamirezG
Hace un par de semanas fueron tendencia en redes los tropezones del presidente estadounidense Joe Biden, quien en el ascenso por las escaleras hacia el avión presidencial se enredó entre sus pies tres veces. El suceso tuvo lugar en la base aérea de Andrews el 19 de marzo, minutos antes de que se dirigiera hacia Georgia en dónde se entrevistó con miembros de la comunidad asiático-estadounidense con motivo de un tiroteo acontecido en dicho estado. Días después otro video llamó la atención, pues puso en duda el estado físico y mental del mandatario. En plena conferencia de prensa preguntó desorientado al jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ronald Klain, qué debía decir y a quién debía dirigirse. El video se hizo viral debido a que hace pensar que su salud no está muy bien que digamos. En el mismo hecho se puede notar como al ver la reacción desorientada de Biden, guardias del servicio secreto piden de manera amable a los asistentes se retiren de la sala intentando con esto minimizar el hecho.
Sin embargo, para los medios a favor de dicho mandatario los incidentes anteriores los justifican como causa del mismo estrés, y es que, tropezarse continuamente denota nerviosismo a razón de las explicaciones que tuvo que dar ante tal hecho violento. No obstante, cuestiones como esta ya son por demás cotidianas en el vecino país del norte; comprar un arma de fuego en la tiendita de la esquina es tan fácil como ir por una bolsa de maní. Estados Unidos, un país que sufre una crisis política y económica desde hace más de diez años, y que solo mostró su verdadera cara gracias al discurso polarizado del ahora célebre ex presidente piel de naranja. Pero volviendo a la desorientación del viejo Joe el asunto suena grave. No por nada su homólogo ruso Vladimir Putin respondió con calma a los señalamientos de Biden que lo refirieron como un asesino, a lo que el mandatario ruso de manera amable contesto: “le deseo buena salud al presidente de Estados Unidos” ¿Será acaso una falsa ironía o es que en el Kremlin están enterados de la frágil condición de Biden? No lo sabemos de momento, pero de comprobarse ello se revelaría que efectivamente el viejo Joe fue el títere designado que abrirá más pronto que tarde el camino en las decisiones de la oficina oval a Kamala D. Harris, la primera vicepresidente mujer en la historia de los Estados Unidos.
En este mismo orden de ideas y aprovechando que la semana pasada los cristianos celebraron la Pascua y Días Santos, cabe hacer una analogía en relación a las tres caídas de Jesucristo y las tres caídas del coronavirus, es decir, la llegada de la tercera ola de esta pandemia a nuestro país. El motivo ya es por demás desgastante decirlo; un gobierno permisivo que se niega a endurecer la restricción del célebre “Quédate en Casa” apostando a la buena voluntad y madurez del “pueblo sabio”. La consecuencia de esta “responsabilidad” y sabiduría popular fueron las hordas inconscientes de bañistas en la mayor parte de playas, balnearios y parques acuáticos de nuestro país. Otros tantos, en su afán de verse más “responsables” optaron por salir a otro tipo de lugares como pueblos mágicos, parques y centros recreativos, a veces con las medidas pertinentes y otras tantas haciendo gala del valemadrismo mexicano, total “al cabo que ya están vacunando a nuestros adultos mayores ¿no?” Quisiera ver esa misma actitud optimista entre los más jóvenes el día en que la nueva cepa del Covid-19 surgida en Londres nos alcance a un destino incierto, el cual por cierto es una realidad, pues ya se registró el primer caso de esta variante en el estado de Hidalgo. Siguiendo con esto vale la pena mencionar que la semana pasada inició la jornada de vacunación en nuestra entidad federativa, la cual pese a una que otra contrariedad, se llevó a cabo según los protocolos, espacios y tiempos programados. Este hecho nos hace dudar aún más de la oposición moralmente derrotada que no se cansa de lloriquear diciendo: “Anvlo nos estás matando”. Efectivamente, hay cosas que aún nos está quedando a deber este gobierno, pero pese a que nuestro mesiánico y bien amado huey tlatoani quiere hacerse omnipresente, el hecho es que salir de esta contingencia es tarea de todos y no solo del liderazgo presidencial, San Gatell y la Secretaria de Salud. A final de cuentas, quizás el “anvlo nos está matando” tenga un significado diferente, en función de aquellos a los que se les ha cerrado el cauce de los moches y el chayo; tanto así que en su afán por conservar algo de su antigua nobleza política han decidido quitarse el ego en esta temporada electoral y conformar coaliciones impensables y si, ¡Te estoy hablando a ti PRD!
Finalmente y aunque mis amigos morenistas lo omitan y lo nieguen en su afán reivindicativo de repetir los discursos oficialistas de la SEP, denostando los méritos del hombre que en el opuesto de su discurso la hace de “satanás” histórico de la 4T, el pasado viernes 2 de abril se conmemoraron 154 años de “La Batalla del 2 de abril” (Puebla, Pue, 1867), en la que el general José de la Cruz Porfirio Díaz Mori tuvo un protagonismo crucial. Cabe señalar que esta fecha se hizo célebre al grado de ser conmemorada como fiesta nacional durante la dictadura de dicho general, pues no solo representó un alarde personalista a su régimen, sino la culminación de una época y el paso hacia la Restauración de la República.
La victoria de las fuerzas republicanas en la capital poblana fue crucial para que otra parte del ejército al mando de los generales Ramón Corona y Mariano Escobedo pudieran avanzar hacia Querétaro, lugar donde se encontraba refugiado el hasta entonces emperador Maximiliano de Habsburgo. La movilización de ejército de Díaz inicio desde el 9 de marzo de aquel año; a través de diversas escaramuzas en las afueras de Puebla puso en alerta al defensor de la plaza, el general Leonardo Márquez quien se dirigió a defender el sitio. Sin embargo, en una estrategia maestra Díaz tomó por sorpresa la ciudad desde la madrugada y para la mañana ya se había hecho del control. El saldo de bajas no superaron los 300 efectivos republicanos en tanto que de lado enemigo logró apresar a 2mil hombres y hacerse de sus pertrechos. Después de esta victoria, Díaz avanzó a la Ciudad de México la cual tomo sin hacer un solo disparo. Finalmente, nadie puede negar la represión, desigualdad y contradicciones en su dictadura (Porfiriato), pero hazañas como la que aquí se escribe son dignas de resaltar en pro de un discurso menos tendencioso en cuyo caso el sexenio y actual presidente insisten solo enaltecer la figura de Benito Juárez. Quizás se deba actuar con mayor crédito a las circunstancias de los personajes de nuestra historia. Después de todo ¿Qué habría sido de los políticos juaristas sin la entrega y convicción de generales como Díaz? En fin, lo dejo para su reflexión anacrónica. Buen lunes.