La inocente polvorita: Dinastía dinoprisauria en extinción

Los pataleos de rabieta de los priistas derrotados en las elecciones en julio del año pasado,  al ser arrasados por la marabunta morenista encabezada por el ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, son en estos días  auténticas   patadas de ahogado de un partido megalómano de 90 años en plena extinción con sus huestes dinoprisáuricas.

En Hidalgo, una de las entidades gobernada por el partido en el poder desde 1929, los gobernadores, senadores, diputados, alcaldes se jactaban de su invencibilidad. Siempre se ufanaban del “carro completo”: ganaban todos los puestos de elección popular debido al manejo manirroto de los erarios.

Sin embargo, julio de 2018 marcó dos eras: la aparición de un nuevo gobierno que le apunta   a la cuarta transformación de la república y la inexorable era de la extinción del priismo dinosaurio.

Reunión de dinosaurios en extinción

Hace dos semanas, con el pretexto de conmemorar el nonagésimo aniversario del PRI el exgobernador Miguel Angel Osorio convocó a una reunión de expresidentes estatales del partido. En la junta estuvo manifiesta la decrepitud tanto física como de ideas para resucitar al valetudinario muerto. En la fotografía, Estela Rojas de Soto figura como la presidenta (1975)   viva más antigua; le siguen por orden cronológico—en una  foto para adivinar –, Octavio Soto (1979), Ernesto Gil Elorduy (1982), Nicolás Licona (1985), Juan Carlos Alva (1988), Leopoldo Rodríguez Murillo (1991), Miguel Angel Osorio (1994), Alberto Aranda del Villar (1995), Aurelio Marín Huazo (1999), Jaime Costeira (2001), Armando Hernández Zamora (2006), Jorge Rojo Lugo (2006), Manuel Hernández Zamora (2009), Geraldina García (2009), Omar Fayad (2010), Gloria Hernández Madrid (2010), Alberto Meléndez   y los verdes retoños de dino,  el señor Godo y la señora Erika.

Salvo el dato de que la licenciada Estela Rojas de Soto fue la primera presidenta del partido, los demás no han dejado estela para que se les recuerde. Saltaron a puestos públicos y adquirieron fama buena o mala. Y nada más.

Francisco Maldonado, priista ejemplar

Lo anterior viene a cuento porque en el libro Vidas paralelas, de don Francisco Maldonado Lecona, priista perseverante y leal, se narra su entrega a las causas partidistas durante más de 50 años.

Nació en Pachuca en 1928. Sus padres, Francisco Maldonado Torres y Alejandrina Lecona Santos, hermana de Leonila Lecona, esposa del coronel Matías Rodríguez, gobernador del estado (1925-1929), quien sería padre putativo de Francisco.

Apadrinado por el general Alfonso Corona del Rosal cuando este fungía como presidente del comité ejecutivo nacional del PRI, Maldonado Lecona dirigió el comité estatal a partir de mayo de 1961; se encargó de organizar la campaña del licenciado Carlos Ramírez Guerrero, candidato al gobierno del estado, en el cual se desempeñó como tesorero general.

Durante medio siglo Maldonado Lecona ejerció diversas comisiones de su partido y en los últimos años de su vida participó activamente como presidente de disciplina partidista y decano de los expresidentes.

Siempre anheló ver publicado un libro donde vació gran parte de sus vivencias y decenas de fotografías con personajes de la política de distintas épocas. Sus deseos no fructificaron en vida, falleció el 13 de febrero de 2015, siendo honrado, al día siguiente, con homenaje póstumo en la sede priista, encabezado por Ricardo Crespo Arroyo.

Los amigos siempre ofrecen, nunca cumplen

La viuda de don Francisco, doña María del Rosario Jiménez y sus hijas Patricia, Alejandra y Rosario costearon la edición y varios ejemplares del libro Vidas paralelas, impreso en los talleres de la imprenta Icono, S.A. de C.V., de Pachuca.  Quedó pendiente el ofrecimiento de varios políticos, amigos de don Francisco, de sufragar un tiraje de cuando menos mil copias con el propósito de que se conozca la vida de un priista ejemplar, de esos que ya no prevalecen.  Es una obra que puede nutrir a las nuevas generaciones de un partido que fue.